Pero la marca y su gestión van mucho más allá de estos conceptos. El branding es el resultado, es la sensación instintiva que se llevan los clientes en su mente y corazón, que se genera con todos los elementos que les ha dado el contacto con tu marca. Es algo que ellos crean. En un sentido, la marca se crea tantas veces como es percibida por cada usuario que hace contacto con ella.

La marca es la reputación de lo que somos, de lo que hacemos, de cómo somos percibidos. De cómo lee nuestro usuario el logo, el slogan, la publicidad, el producto, su empaque, sus mensajes, el espacio y la forma en la que es exhibido, la cultura organizacional, el comportamiento de los empleados, su apariencia, etc. La marca y el branding son la sumatoria de todos y cada uno de los componentes físicos y emocionales que la rodean.

Como una persona, la marca tiene una apariencia física por la que se siente atracción pero que involucra también personalidad y comportamiento. Todos estos elementos que la componen generan esa conexión y reputación. Por eso es tan importante no dejar ninguno de sus componentes al azar

Igual que cuando conoces a una persona nueva y solo puedes tener una buena primera impresión, también con la marca debes lograr que esta sea impactante y auténtica. El mundo del branding es muy amplio y hay muchos espacios que se pueden descuidar si no tienes una visión holística de lo que está en juego.

Para dar pasos firmes y bien orientados hacia la creación de un branding impactante se necesita contar su historia, única, irrepetible, personal, que no se puede parecer a ninguna otra. También, como una persona, puede percibirse falsa si se parece a alguien que ya existe.

La historia debe ser original para conectar con su audiencia y proyectar ese look en el espacio físico. Si está bien contada provocará una experiencia poderosa que deje huella en los usuarios y creará una conexión genuina con la marca.

Reflejado en su “arquitectura de marca”, el espacio tendrá la capacidad narrativa de generar sub historias simultáneas, tanto funcionales como experienciales y emotivas. Espacios que se mezclan entre lo técnico y lo creativo, que trasciendan la mera funcionalidad para volverse lugares que te hablan, con un carácter casi humano. Espacios que te cautiven para generar un vínculo memorable.

Y aún hay que cuidar tantos otros detalles, arquigrafía, señalética, uniformes del personal y hasta en la forma en la que hablan los empleados de la empresa. Así como el alma y el cuerpo son uno, de la misma forma el branding y el escenario también lo son. Unidos pueden contar grandes historias. Separados desconectarán a la audiencia en un momento crítico.

Por esto es tan importante contar con equipos de creativos expertos, que conozcan a fondo su labor, que con su escucha y visión activas sean capaces de desarrollar un panorama de 360 grados, que logre enamorar en cada detalle. Y en donde no se dejen al azar elementos cruciales.

Como personas nacemos, crecemos, maduramos pero siempre queremos conectar correctamente con quienes nos conocen a la vez que hacer nuevos contactos significativos. Las marcas de igual forma también necesitan hacerlo para generar conexiones verdaderas que perduren en el tiempo.