Y buena parte de esas experiencias y de nuestro sentir se conectará con el hotel que elijamos, que pueda transmitirnos esa calidez, esa belleza, ese carácter del lugar que visitamos. En palabras de Philippe Starck “Un gran hotel combina inteligencia, cultura, eficiencia, confort y siempre un toque de poesía”.

En el diseño de un hotel exitoso residen varias claves, siendo la más importante que la experiencia sea llevada por un hilo conductor, por una historia que toque nuestra sensibilidad, que aporte esa conexión vital de novedad, de posibilidad, de aventura, que nos transmita la magia del lugar que estamos visitando a través de espacios que nos inspiren, en los cuales podamos encontrar belleza en su arquitectura, diseño y detalles, y que vaya nutriendo la experiencia con propuestas gastronómicas atractivas, con espacios como piscinas o spas para relajarnos después de un largo día de turismo local o de trabajo, que esté bien ubicado para que ofrezca cercanía a los sitios de interés que planeamos visitar, entre otros.

Una característica importante es que el hotel pueda transmitir una sensación de pertenecer al sitio, a la ciudad o la región en la que está emplazado, ser encantador, carismático, resaltar las características del lugar y generar esa sensación de pertenencia.

En una situación ideal el hotel deberá tener una conexión activa con su entorno, tejer lazos culturales a través del arte, de la música, de la historia y de los relatos locales que dan vida a un destino específico, a través de personas que puedan fortalecer esa conexión con el lugar que se visita. Apoyar artistas y empresas locales, ofrecer lugares de reunión y de trabajo alternativos que puedan inspirar nuevas ideas. Esa sensación de pertenencia y una conexión real con la cultura local aportará una vivencia única a sus visitantes.

Otra clave de un buen diseño de hotel es que debe ser sostenible y más consiente de la reducción de su huella de carbono, teniendo presente la conservación de los recursos naturales y el impulso de la economía local. Además, debe ser eficiente en su distribución y uso de los espacios, optimizándolos desde el conocimiento de los ritmos del personal de atención y de los huéspedes para ofrecer eficiencia en los procesos internos al igual que superar las expectativas de huéspedes y visitantes.

Mark Harmon, fundador de Auberge Resorts dice que, para crear hoteles con alma, que tengan vida mas allá de sus muros físicos, se debe cumplir con 4 elementos básicos: Un gran diseño, un sentido de lugar, una conexión con la comunidad y que el hotel inspire gran afecto y amor a través de la gente que trabaja allí.

Entendemos a la hospitalidad como acogida y recibimiento afectuoso, como un acto de generosidad. Un hotel inspirador debe entender a profundidad este concepto y llevarlo a cabo en todos sus puntos de contacto con huéspedes y visitantes. En un viaje siempre está presente la creación de nuevas conexiones humanas, y entendemos que una acogida generosa y amigable logrará potenciar este aspecto. Un staff atento, servicial y accesible puede aportar esa cualidad única a hoteles inspiradores con una conexión humana y vital que deje huella.