Es muy importante entender cual es el objetivo del negocio. Conceptos como la relevancia del producto o servicio en función del usuario, el enfoque en el servicio y como debe funcionar el espacio para cubrir las necesidades del cliente, son algunas premisas que se deben tener claras antes de empezar a diseñar.

Una investigación del contexto en donde el diseño se ubicará es necesaria.

Esta debe considerar aspectos como los requisitos normativos que afectarán el diseño, su ubicación y reconocimiento del espacio, para identificar las oportunidades y limitaciones técnicas a las que estaría sujeto. Conocer aspectos del mercado en que se emplaza nuestro producto, el comportamiento de los usuarios en esta área, e incluso a la competencia, serán de gran ayuda para desarrollar una estrategia de diseño que aborde los objetivos, retos y oportunidades del mismo.

Esta estrategia debe desarrollarse desde la marca, teniendo en cuenta su brandstory y como este puede aplicarse en el espacio para servir mejor a los usuarios y transmitir los valores, filosofía e identidad de la marca de manera óptima. Dentro de esta se debe considerar el desarrollo de los conceptos de diseño donde se puedan explorar diversos enfoques y soluciones que ayuden en el desarrollo del espacio comercial.

Con la investigación y la estrategia claras se inicia el proceso de diseño. En este se exploran varios conceptos y enfoques para entender cual es la respuesta más óptima y funcional. Se exploran opciones de distribución eficiente, se establecen unas propuestas de organización y jerarquía de los elementos y componentes del sistema, que permitan a los clientes encontrar fácilmente lo que necesitan, con una ubicación estratégica de los productos dentro del espacio.