Para lograr esto se debe estimular cada uno de los cinco sentidos (vista, tacto, oído, olfato y gusto) ya que cada uno juega un papel importante a la hora de percibir el entorno, y aportar a la experiencia de marca. Diseñar una experiencia multisensorial no es tarea fácil. La marca debe entretejer colores, texturas, sabores y formas que se sientan únicos, donde los sentidos trabajen en conjunto, en beneficio de una experiencia que busca permanencia y fidelidad.

En el encuentro gastronómico entendemos que las percepciones que obtenemos a través de los sentidos se traducen en sensaciones que activan emociones para desencadenar una reacción específica que involucra estética y ergonomía además de los sabores, olores, colores y texturas propios de cada uno de estos escenarios.

Para esto hay que saber contar una historia única y diferencial que tenga en cuenta todos los detalles en los que el cliente se involucre, para crear un vínculo afectivo y hacerlo sentir parte de ella.

Este storytelling debe abarcar todo lo que el restaurante quiere transmitir y llevar al cliente paso a paso por las experiencias diseñadas para tal fin: desde la entrada, los corredores y la distribución de las mesas, la sensación de los materiales del espacio, del mobiliario, la decoración y la mantelería, las texturas de las vajillas, los cristales y cubiertos, hasta los sabores, colores y formas que componen cada plato. Cada detalle cuenta para generar esta experiencia: la planeación de un menú único y propio de la marca, el diseño de la carta, los uniformes del personal, el revestimiento gráfico de las paredes, hasta la forma en la que llegará la cuenta a la mesa.

La primera impresión y contacto con la marca que se expresa en el espacio se anticipa incluso al momento de probar la comida y por ende es primordial contar con un aliado estratégico en su conceptualización y diseño. La comodidad y bienestar son elementos esenciales para crear una primera impresión exitosa ya que el cliente se hará una idea del sitio en los primeros minutos que permanezca en el establecimiento y esta será determinante para que decida volver.

En este aspecto es imprescindible contar con sistemas apropiados de calefacción y ventilación, tanto para las áreas de mesas como para las de trabajo, una iluminación pensada y diseñada en función de las experiencias sensoriales que queremos transmitir, una acústica adecuada para controlar los niveles de ruido y un buen diseño de audio (música y en algunos casos incluso video) adecuados que puedan agregar valor a experiencia de ambiente.

También es de suma importancia la planeación de recorridos y flujos de circulación de los clientes, estos deben ser cuidadosamente pensados para aportar confort y visibilidad general.

El diseño debe tener en cuenta además la funcionalidad y eficiencia del espacio para apoyar las labores diarias del personal de cocina y de servicio al cliente, proporcionándoles rutas efectivas que permitan disminuir los tiempos de espera y a la vez darles herramientas como estaciones de servicio y puntos de apoyo para que puedan hacer un trabajo eficaz. También contar con un personal amable, profesional, comprometido y bien capacitado que pueda transmitir los valores y conceptos intangibles de la marca.

Es importante estudiar muy bien al cliente y tener en cuenta prestarle algunos servicios adicionales que este pueda requerir y que puedan ser de valor para sumar a su experiencia, siempre y cuando sean acordes con la promesa de marca, como ofrecerle acceso a conexiones de energía para la carga de sus celulares y portátiles, espacios seguros en los que ubicar bolsos y equipos de mano, baños diferenciales, limpios y amplios, que estén conectados a la estética de la marca, entre muchos otros.